martes, 18 de mayo de 2010

Parto de Miguel


He pasado todo el embarazo pensando que Miguel aparecería ante nosotros antes de tiempo, pero pasaban los días, las semanas, y nada, que Miguel no se animaba a conocernos. Yo no tenía prisa ninguna, estaba disfrutando mucho de mi embarazo a pesar de las dolencias y las apuestas sobre cuando nacería estaban en el aire.
El domingo 16 me levanté con algunas contracciones un poco más molestas y empecé a pensar que de ese día o el día siguiente no pasaría. Pero pasó el domingo ( estuvimos en Faunia, aunque aguantamos poco porque no me encontraba muy bien ) y nada. El lunes 17 me desperté bien, llevé a los niños al cole, me fui a un centro comercial, recogí a los niños, pasamos un rato en el parque... durante todo el día seguí teniendo las mismas molestias, contracciones algo más notorias. Por la noche vino Gerardo a cenar a casa y ya estaba muy incómoda, aunque no comenté nada más que suponía que no tardaría en nacer. Se fue sobre las once, me senté en el ordenador y me di cuenta de que las contracciones se iban sucediendo y que ya no eran molestas, sino que dolían de verdad. Decidí ver la frecuencia, cada 8 minutos. A la hora, sobre las 12 y media del día 18 ya, las contracciones ya eran cada 5 minutos y me dejaban parada de lo que dolían, así que decidí arreglarme y levanté a Oscar de la cama diciéndole que finalmente Miguel iba a nacer el mismo día que su tío Miguel, su tía Begoña y su primo Borja. Creo que debió pensar que ya que llevaba su nombre, que qué mejor regalo de cumple que nacer el mismo día que su tío.
Al salir de la ducha, las contracciones ya eran cada 2-3 minutos, así que nos empezamos a poner nerviosos, la cosa iba muy rápido. Llamamos al yayo para que se fuera preparando para bajar a quedarse con Daniela y Manuel, que dormían plácidamente ajenos a los nervios y la emoción que se vivían en la casa.
Llegamos al hospital a las dos de la mañana y pensamos en dar una vuelta antes de entrar, pero ya las contracciones me impedían andar. Nos atendieron enseguida y al explorarme me dijo la matrona: estás de parto. Eran las 2 y cuarto y le pregunté que cómo iba. La matrona me dijo que estaba de 4 cm y el cuello borrado y que nos íbamos a una sala de dilatación. Me fui andando con ella mientras Oscar iba a hacer el ingreso y me tenía que ir parando en las contracciones que ya eran muy seguidas y muy dolorosas.
A las 2 y media vinieron a ponerme la epidural y aunque dije que podía esperar un poco me disuadieron diciendo que la cosa iba a ir muy rápido. Después de la epidural, a las 2:45 ya estaba de 6 cm. Nos dejaron un rato tranquilos con la luz apagada, nos relajamos y nos reímos un rato. A las 3:25 un nuevo tacto nos ponía las pilas a todos, ya estaba de 8 cm. Pedí más anestesia porque de nuevo las contracciones se hacían muy dolorosas, pero me dijeron que no hacía falta mientras me desenchufaban de todo para ir al paritorio ( hacía un rato intentaba evitar la epidural y ahora era yo quien pedía más con miedo a no soportar el dolor ). Otro tacto antes de irnos al paritorio, 3:40 de la madrugada y 9 cm de dilatación. Le pregunto a la matrona que a qué esperan para llamar al ginecólogo y me dice que no me preocupe que tarda 5 minutos en llegar.
Nos dirigimos al paritorio, me pongo muy nerviosa ante la emoción de conocer a Miguel y el miedo al dolor que iba a más. Me suben al potro, me preparan y enseguida llega Oscar, lo que me tranquiliza bastante. Aparece el ginecólogo, con una digna cara de dormido. Nos saluda, nos hace bromas y le pregunto si está suficientemente despierto y me dice que si, que no me preocupe, jeje.
Empieza el expulsivo, no siento las contracciones porque el dolor que tengo es continuo y aunque fue cuestión de 5 minutos y unos cuantos empujones, fue muy doloroso.
-Ya está aquí la cabeza, asómate - dijo el ginecólogo. Y en lo que me incorporaba para verlo,salió enterito y me lo pusieron encima. Eran las 4:05 de la madrugada del 18 de Mayo, coincidiendo con el cumpleaños de su tito tocayo.
- Qué grande es! - dije. Enseguida me di cuenta que era mucho más grande que sus hermanos.
El ginecólogo dijo que este era de más de cuatro kilos... no me lo podía creer.
Oscar se asoma para verlo de cerca y me dice que es igual que sus hermanos, yo lloro de la emoción y de lo que me había dolido el expulsivo, aunque lo peor estaba por llegar. Se lo lleva el pediatra y empieza el alumbramiento de la placenta. La cosa cuesta y el gine maniobra para sacarla... que dolor! que mal rato! menos mal que tengo la atención puesta en el cuarto de al lado, esperando que me traigan a mi tercero, a mi chicote chico...
El ginecólogo me enseña la enorme placenta, me da la maravillosa noticia de que no necesito ni un punto y el pediatra por fin trae a Miguel:
-Enhorabuena, ha tenido un varoncito de 4200 y 53 cm.
Lo cojo, lo beso, lo huelo... es grande y precioso y puedo comprobar que se parece mucho a sus hermanos, aunque más a Daniela ( no dejo de pensar en ellos y en lo plácidamente que tienen que estar durmiendo sin saber que tienen un nuevo hermanito )
Nos vamos a la habitación, y tras el reconocimiento de la matrona, me lo pongo al pecho. Se engancha como si le fuera la vida en ello, como si tuviera años de experiencia, es algo increíble. Se pasa más de dos horas mamando hasta que cierra los ojos y se duerme. Oscar quiere ponerlo en la cuna, pero yo no me quiero separar de el y lo dejamos en mis brazos.
Mientras mama, llamo a los titos para darles la noticia. Al tito, que no sabía que nos habíamos ido al hospital le digo: Miguelito, que ya tengo tu regalo de cumpleaños! y me dice: no puede ser, que bruja eres, jeje.
Y así es como, tras 39+5 semanas de embarazo, entra en nuestras vidas, casi sin hacer ruido, sin molestar, nuestro tercer hijo, mi segundo sol de primavera.
Ya tenemos nuestra familia numerosa!

1 comentario:

Elisa dijo...

María, que bonito, me has hecho llorar! debo tener las hormonas revolucionadas, jeje, ya mismo paso yo por lo mismo, ojalá sea un parto parecido al tuyo y me libre de la cesárea!